Recientemente en un pabellón de baloncesto leí este cartel:
PADRES Y MADRES QUEREMOS JUGAR CON ESTAS REGLAS
No me grites en público
No grites al entrenador
No desprecies al árbitro
No desprecies mis compañeros
No pierdas la calma
Ríe y diviértete mirando como juego
No me des lecciones después del partido
No te olvides que se trata sólo de un juego
Piensa que siempre lo haré lo mejor que pueda
Con tu apoyo seré feliz
Felicito la iniciativa. Aún así, es un buen recurso para hablar de los carteles normativos que generamos en la mayoría de los entornos y también en casa con nuestros hijos. De entrada, la prohibición con un NO hace trabajar el doble nuestro cerebro y nos predispone a transgredir. Mucho mejor el lenguaje directo y un lenguaje más posibilitador que no censurador.
Podríamos hacer una nueva redacción, eliminar la prohibición y promover conductas positivas:
PADRES Y MADRES QUEREMOS JUGAR CON ESTAS REGLAS
Anima de manera respetuosa
Respeta el entrenador
Respeta el árbitro y los contrincantes
Mantén la calma y la educación
Ríe y disfruta del partido
Tu trabajo es hacer de padre y de madre. Las lecciones de baloncesto son trabajo del entrenador.
Recuerda que es un juego y lo hacemos el mejor que podemos.
Recuerda celebrar siempre los buenos partidos. Perder forma parte del juego.
¡Con tu apoyo seremos mejores personas!
En mi opinión, faltaba uno que no sólo hablara de sus hijos, sino del respeto hacia los hijos de los otros.
Respecto a la felicidad, podemos ayudar y enseñar a nuestros hijos qué nos hace felices a nosotros, pero nosotros no podemos hacer hijos felices. La felicidad está más en disfrutar de pequeños instantes que no un estado permanente de goce como nos quieren vender últimamente. Sobrevalorar el estado de felicidad puede enfrentar a los hijos a grandes frustraciones sólo por el hecho de vivir la vida de cada día. La vida es noche y día. Me siento feliz, soy feliz, estoy feliz… ¿Con cuál os quedáis?