Parece políticamente incorrecto cuando alguien menciona que tiene conflictos en su casa. La cultura de la eterna felicidad nos persigue continuamente también en el círculo más familiar animada además, por una retahíla de series televisivas que nos presentan la familia naïf y perfecta donde todo es paz, armonía y buena entendimineto. Pero el conflicto forma parte de la cotidianidad y es el pan de cada día en casa, y fuera de ella. ¡Educar a los hijos en la resolución de conflictos es dotarlos de herramientas para vivir! Por M. Helena Tolosa, asesora familiar, formadora y artista, colaboradora de la asociación santcugantenca Edbuilding.org
Y ¿qué mejor lugar para aprender y practicar que en casa? Desde las peleas entre hermanos, hasta la corresponsabilitat en las tareas domésticas, pasando por las discusiones por la televisión, la visita a los abuelos, el uso del móvil y un rosario de conflictos más. Conflictos que a menudo se repiten en todas las casas pero que, tal vez, en la mía se queda enquistado. ¿Y por qué? Porque a menudo no es el conflicto en si el verdadero «quid» de la cuestión, sino ¡la manera de afrontarlo y resolverlo!
Primera consideración: los conflictos son y serán, bienvenidos. Los conflictos familiares diarios son una fantástica oportunidad para educar a nuestros hijos en la resolución de conflictos de manera sensata, pacífica y asertiva. Los padres y madres somos un modelo para todo y también en la manera de resolver los conflictos dentro y fuera de casa.
Segunda consideración: a veces los conflictos son propios de la edad y no se pueden solucionar, sólo se pueden contener, serenar, minimizar. Vaya, ¡cargarnos de paciencia y esperar que pase la crisis evolutiva porque van con el «pack» de la edad!.
Tercera consideración: aplicar el sentido común y hacer un análisis Sherlock Holmes para valorar realmente, ¿cuál es el problema real?. ¿Este conflicto nos remite a una necesidad no cubierta? ¿ A un interés? O, ¿es sencillamente lo que estamos viendo y ya está?
Cuarta consideración: aplicamos el método PIGAP. Paramos, Identificamos el problema, Generamos soluciones, Evaluamos cuál es la mejor y, Planificamos como llevaremos a cabo la actuación.
Quinta consideración: para resolver el conflicto se puede COOPERAR (yo gano- tú ganas), EVITAR (yo pierdo – tú pierdes), ACOMODAR (yo pierdo- tú ganas) o, COMPETIR (yo gano- tú pierdes). Podemos transitar por todos estos estilos … Pero ¡alerta! si siempre estamos colocados en el competir, o en el evitar o en el acomodarse… ¡En poco tiempo se pueden disparar todas las alarmas!!!
Y recordad … Algunos conflictos SÓLO son de los hijos e hijas y los tienen que resolver ellos. Aunque sí que podemos sugerir herramientas para solucionarlos.
Los conflictos familiares diarios son una fantástica oportunidad para educar a nuestros hijos en la resolución de conflictos de manera sensata, pacífica y asertiva. Los padres y madres somos un modelo para todo y también en la manera de resolver los conflictos dentro y fuera de casa.