De repente nuestro hijo ha hecho dos años y parece que haya sido poseído por una fuerza maligna. Aquel niño encantador que parecía un ángel, de golpe saca su genio, no para de decir que no, ya no quiere comer y llora por cualquier cosa. Y si no consigue lo que quiere, ¡madre mía cómo se pone!
No hay duda de que nos estamos adentrando en la etapa de los dos a los cuatro años donde despierta la conciencia de la identidad por primera vez, empieza a ver el mundo con sus propios ojos y ya no es tan fácil de gobernar.
No hay una única receta para conseguir gestionar las pataletas, entre otras cosas porque depende mucho de la necesidad o el motivo de aquella pataleta … http://gestionandohijos.com/3-formas-actuar-ante-una-pataleta/